Tal día
como hoy hace 39 años fue asesinado San Oscar Romero.
Recordemos brevemente cual era la situación de su país.
El pueblo salvadoreño, inmerso en la pobreza más
absoluta, estaba comenzando a organizarse para reivindicar sus derechos
fundamentales básicos. La oligarquía del país formada por grupos algodoneros, de
caña de azúcar y financieros, estaba viendo como sus fuentes de ingresos
peligraban, y presionaba al gobierno, al que controlaba, a que acabase con las reivindicaciones
populares.
El gobierno salvadoreño, corrupto y al servicio de la
oligarquía que acumulaba la inmensa mayoría de la riqueza del país, estaba
desplegando una ola de violencia y muerte contra el pueblo, para controlar y
desarticular los actos reivindicativos de la población.
Monseñor Oscar Romero, se puso al servicio de los
salvadoreños que inmersos en la pobreza más absoluta estaban siendo masacrados,
por reivindicar los derechos fundamentales básicos,
Señor, hoy recordamos su
memoria, y revisamos su vida. El tuvo la valentía de vivir el evangelio hasta
sus últimas consecuencias. Tomó la
postura de situarse junto a los más pobres, junto a los más indefensos.
Al hacerlo se enfrentó abiertamente…,
- al poder económico que dirigía el país, denunciando como estaban orquestando la violencia contra el pueblo.
- a los máximos dirigentes de la Iglesia, al criticar abiertamente que la Iglesia no denunciase la masacre que el gobierno salvadoreño estaba cometiendo contra su propio pueblo.
- a los Estados Unidos, al enviarle al presidente Jimie Carter, una carta en la que le solicitaba que no colaborase con el gobierno salvadoreño enviando armas, armas que se estaban usando contra la población.
Cuando estaba intentando que el mundo fuese consciente de
lo que estaba ocurriendo en el Salvador, estaba sentenciando su muerte.
Hoy Señor recordamos su
valentía, su FE, al ponerse al servicio de los más pobres, su labor incansable
de denuncia, de crítica sincera y directa, para intentar concienciar a todos de
que no existe justicia, si no existe igualdad, si no existe distribución de la
riqueza, si no existen derechos humanos para todos.
La iglesia y todos los
cristianos, abramos los ojos a este mundo que nos rodea:
- Existen campos de concentración donde están muriendo en vida multitud de personas que huyen de la guerra, del hambre, y de la marginación, y seguimos callados y permitiéndolo.
- El mediterráneo, sigue siendo testigo mudo y ciego de miles de muertes cada año de personas desesperadas por encontrar un mundo mejor, y nosotros seguimos mirando para otro lado.
- Mientras tanto las grandes corporaciones, siguen ahondando en la globalización de la economía, corrompiendo a gobiernos, y robando la riqueza de muchos países.
El panorama no ha cambiado mucho. Hoy más que nunca
hemos de seguir el ejemplo de Monseñor Oscar Romero, y denunciar las
injusticias, luchar por construir entre todos una sociedad libre, donde todas
las personas tengan derecho a vivir con dignidad. Una sociedad donde el
gobierno no esté al servicio del poder económico, donde las leyes sean justas e
iguales para todos. Donde no se beneficie a una minoría en perjuicio de todos. OREMOS.
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